Gracias
a los automasajes de descarga plantar
con la pelotita de tenis, y sobre
todo, a las manos de mi masajista, Verónica, noto cómo el dolor prácticamente ha
desaparecido y la “contractura” está cerquita de los deditos del pie; Sí!, se
ha desplazado!. Según parece, ¡es buena señal!
La
primera semana estuve tirando casi exclusivamente de abdominales, acompañados
por ejercicios de fortalecimiento de
tobillos y planta de los pies.
Tras
ver vuestras respuestas en las encuestas [http://bit.ly/1gVBAVw], esta semana
probé de todo, intenté nadar un
poquito: mi reto era 5 minutos sin parar de moverme en el agua, no logré
resistir más que 3 series de 1:30 min. con unos 5 minutillos de recuperación
entre ellas, el agua me agota.
Decidí
dejar de nadar por dos motivos: no tenía espacio para nadar a gusto y me
cansaba muy rápido. Finalmente opté por mover a buen ritmo mis patitas dentro
del agua durante 10 min., por un corto espacio de tiempo sentí correr de nuevo.
Esta
foto no es un simple postureo, es el ejercicio
que realizo para fortalecer los tobillos
y la planta del pie. Consiste en hacer una cruz con la pierna opuesta a la que se encuentra algo flexionada, es decir la "no flexionada" la estiramos hacia delante, hacia atrás,
hacia la derecha o hacia la izquierda, aguantando la posición 1 minuto; así 3
sesiones, una manteniendo la mirada al frente, la segunda mirando hacia arriba
y la tercera y más complicada, ojillos cerrados. Importante, tenéis que hacerlo
sin calcetines.
Te dejo un vídeo donde hacen unos ejercicios similares:
Algo
que también continúo haciendo cada dos días, consejo de mi amigo Fausto, es una
pequeña sesión de sentadillas: 6
series de 10 con unos segunditos de recuperación.
¿Para qué hacer sentadillas?
Mantienen fuertes nuestros cuádriceps, abductores, glúteo, femorales,
pantorrillas y la parte baja de la espalda
[http://bit.ly/TjiMmu]
Todo
esto me mantenía activo y aunque no lo creas, también en mi peso, pero sentía
la necesidad de liberar mucha más adrenalina, así que… el pasado Martes (04/08/2015) decidí hablar
con mi amigo Samuel, que gustosamente se había ofrecido a prestarme una
bicicleta de carretera que no usaba y estaba en buenas condiciones; se alegró
de tenerme como compañero sobre ruedas, aunque yo me contenté mucho más.
Estaba
dispuesto a dar lo mejor de mí en esta nueva experiencia deportiva, aunque algo
asustado y con mucho respeto por todas las historias sobre atropellos a
ciclistas, y llevar calas; sí, nunca he llevado calas y tenía un pánico
indescriptible a no poder soltarme a tiempo. El hecho de estar más de 10 años
sin subir a una bici, era algo segundario… ¡jeje!
Samuel
es un tipo genial y un gran deportista, ha pasado toda su vida jugando al
fútbol en modestos equipos de la provincia de Alicante; le pega a todos los
deportes: running, cycling, basket, natación… hasta estaba empezando a
prepararse para un medio Ironman.
Volviendo
al tema de la bici… poco más que contar…
Samuel,
me dijo que la tenía nuestro amigo Manuel en su casa, quedé con mi hermano
David para recogerla y pasamos por la casa de Manuel.
Allí
estaba la “cabrita” naranja de Samu, con un poquito de polvo, las ruedas
deshinchadas y una cubierta algo desgastadilla. Me tocó ponerla a punto al día
siguiente. Ya se algo más sobre este nuevo mundillo, la presión de las
ruedas debe estar próxima a los 8Kg, le das un poquito más de la cuenta y
¡Pummm!, ¡revienta en menos que canta un gallo!
Una
vez hecha la puesta a punto, ¡a probar las calas tras las indicaciones de Samu!.
Antes de continuar, agradecer a mi primo Jose que me prestara el culotte y el
maillot, éste sí que es una máquina sobre ruedas, ahora está inmerso en el
vertiginoso mundo BTT.
¡Ya
estaba preparado!
Día
6 de Agosto, son las 6:30 a.m., me
levanto a desayunar como de costumbre cuando salía a correr. A las 8 en punto estoy
en casa de Samu, mi primera salida en bicicleta de carretera, le prometo a mi
amigo no tomarle el relevo en ningún momento por no estar echo todavía a la
bicicleta, pero no puedo evitarlo, el ansia me puede y me coloco delante de él
un par de veces a 40Kms/h en rectas, me encanta la velocidad y no prefiero
pensar en lo negativo de ella.
Lo
pasé genial, me notaba el gemelo izquierdo un poquito más tenso de la cuenta,
pero al acabar la ruta, volvió a su lugar.
Al
final nos metimos 37Kms, Granja –
Benejúzar, a una media de 22,7Kms/h, ya sé que no es mucha velocidad, pero hay
que empezar poquito a poquito, uno tiene que acostumbrarse también a utilizar
el cambio de platos y piñones.
Samu
se quedó con ganas de más y volvió a lanzarme la piedrecita, ¿quedamos mañana o
qué?. No me dolía mucho el trasero, el culotte era bueno, pero le dije que
prefería descansar y ya quedábamos Sábado.
Sonó
el despertador a las 6:00 a.m. del Sábado, ¡pero si anoche me acosté a las 3!
Uffff!; no porque me fuera de fiesta, estuve de fiesta en Aspe, ¡pero soplando
con la trompeta!, ya te dije que era músico, ¿lo recuerdas? :D
En
fin, había que cumplir, desayuné, me arreglé y a por Samu. Me dijo que había
quedado con otro amigo más, pero al llegar al punto de encuentro, me encontré
con dos amiguetes más. Resumiendo, nos juntamos una pequeña grupeta de 5:
Samuel, Antonio (gran runner local), Joaquín, Dieter y yo: el novatillo.
Me
puse todo el rato a la altura de la grupeta, intenté ser uno más de ellos, de
esos llamados Cycler, que hacen grandes rutas a todo gas y salen casi a diario.
Nos
marcamos un total de 54,5Kms
(25Kms/h de media, con velocidad máxima de 39,6Kms/h) + 10,5Kms extras que hice de ida/vuelta a casa.
Disfruté
como un niño, la experiencia fue total: sentir la velocidad en la cara, charlar
y bromear con los compañeros, y almuerzo final para recuperar las 2800Kcal que
perdimos, según me indicaba el Garmin.
Aunque
no lo creas, querido lector, ¡no tuve agujetas!. Todavía no me creo que después
de la paliza que me metí, sin tener ninguna costumbre, haya acabado la semana
tan fresco.
Esta
semanita que viene continuaré con la bici y a finales, si me dan autorización
saldré unos kilometrillos para volver a darle caña al asfalto a mi manera, ¡qué
ganitas!
Una
vez recuperado del todo, veremos qué pasa con la bici... ¡Ésto también engancha, y me está gustando!
Agradecer
a mi masajista Verónica, la paciencia que está teniendo conmigo, a Samuel el que me prestara la bici y me iniciara en este mundo, a Jose por la
ropita de Cycler y cómo no, a mi hermano David, por hacer de fotógrafo obligado
y por la cantidad de viajecitos que hizo conmigo para recoger la bici, llevarme
a casa y demás.
¡Qué malo es tener el coche en el taller!
¡Qué malo es tener el coche en el taller!
Ay ay Mike, que te veo de triatleta jjj
ResponderEliminarDe momento, triatleta sin natación, que me cansa muchísimo! jeje!
EliminarTómate un bocadillo o uno de esos postres que cocinas, hombre, que te quedas en los huesos!! jajaja Dale duro Mike, que con la bici que te estás metiendo la vuelta a correr será facilísima, ya verás. Ánimo!
ResponderEliminarGracias por tus ánimos, Jordi!.
EliminarSí que me meto buenas comidas y dulces al cuerpo, no puedo evitarlo! :p
Ahora mismo estoy rodando ya a pie! :D
Un abrazo!