viernes, 27 de noviembre de 2015

Reconocimiento “3er Trail El Ventós” 16K - Agost

15 de Noviembre 2015.
A penas hace dos horitas que me cubrí con la manta, y ya estoy desayunando. Un domingo más, he vencido al Sol y me he despertado mucho antes que él.

Hemos quedado a las 6 a.m. para el desayuno oficial de los GRUMOCS asfalto-montañeros en nuestra querida cafetería Ibiza.

Eran las 5:00 horas cuando desayuné, pero ese cafetito activador se ha convertido en toda una necesidad antes de nuestras tiradas largas fuera de Callosa de Segura.

Hoy se unía al grupo, José Ramón “Primé”, un buen amigo que disfruta mucho más sobre el terreno rocoso que sobre el pavimento; no es montañero puro, pero sube y baja por la sierra con una soltura excepcional.

El primero en llegar a la cafetería es Luis, y no tarda ni un minuto en lanzarnos por whatsapp:

- Informales, ¿vamos?

Álex y yo, estábamos de camino y no tardamos en contestar el cariñoso toque de atención de nuestro compañero.

Ya estábamos los tres “mosqueteros” suministrándonos la pequeña dosis de cafeína, sin embargo, D’Artagnan todavía seguía sin dar señales de vida.

Luis y Álex bromeaban, mientras el primero le daba caña a José Ramón a través de la citada aplicación para móvil.

10 minutos más tarde nuestros teléfonos vibraron al unísono, Primé nos avisaba de su problema ocular y tardaría un poquito (estaba peleando con una de sus lentillas)

Salimos dirección Agost con bastante tiempo de antelación a la hora acordada con nuestros compañeros  Els Caragols de Agost” para hacer unos kilómetros más.

A las 7:00 ya estábamos en el lugar donde tendrá lugar el comienzo de la prueba, el colegio público “La Rambla”.

Hacía bastante fresquito a aquellas horas, y sabíamos cuál era el remedio infalible para combatirlo; estiramos y empezamos a correr a ritmo tranquilo.

Nuestra intención era hacer unos 5 kilómetros por asfalto antes de la quedada con nuestros amigos agostenses, pues necesitamos acumular distancia en nuestras piernecitas para estar a punto en el I Trail Montes del Pilar 32K (Benejúzar) que tendrá lugar el próximo 10 de Enero 2016.

La localidad de Agost tiene muchos encantos, los descubrirás cuando hagas una visita a este lugar repleto de naturaleza.

El baúl del recuerdo, asociaba lo que irrumpía a través de mis ojos, con lo experimentado un año atrás en el que fue mi primer trail; mientras corríamos, intentaba describir el terreno a mis compañeros. He de admitir que no había inmortalizado aquella prueba, tan bien como creía. Recordaba que en la sierra había muchísimas pendientes y algunas muy duras, lo que desconocía por completo era que en asfalto era igual. Tan sólo hicimos 3 kilómetros de los cinco que teníamos pensado hacer, 3 kilómetros donde reinó la ausencia de llanos.

Eran las 7:45 y habíamos llegado puntuales al encuentro con mi apreciado amigo Michel Azor y el resto de Caragols; pese a nuestra excepcional puntualidad, el equipo de guías y exploradores al que nos sumaríamos, se encontraba listo para partir.
Grumocs_y_Caragols
GRUMOCS y Caragols. Abajo: Emilio, Sito, Seve, Michel, Rizo y Guillermo. Arriba: Mike, Álex, Luis, Primé, Chorro, "La bestia alicantina" y Noemí. Mencionar además a Suay (el fotógrafo) y Puchol y Joan que se unieron más tarde a la quedada. Fotografía de "Els Caragols de Agost".
Un fuerte abrazo a Michel y una rápida presentación de todos los presentes, indicaron nuestra hora de salida.

Cresteando.
Partimos desde el colegio “La Rambla”, a los pocos metros, un giro a la izquierda y salimos del asfalto. En poco más de un kilómetro, una primera y elevada pendiente se manifestaba ante nuestra presencia. Corrimos y andamos hasta llegar a la cima.
Nos reagrupamos en lo alto y continuamos la marcha; subidas y más subidas que se acumulaban en nuestras piernas sin darnos un respiro.

Vistas maravillosas las que disfrutábamos mientras ascendíamos por la cresta de la majestuosa sierra del Ventós hasta su cumbre, nada menos que asentada en el kilómetro 8,5 aproximadamente, y a una altura de 859m. 

El paso por las Peñas de Xirau, despertó mis recuerdos visualizando la gruesa cuerda que nos aseguraba el paso sobre un inquietante despeñadero. Este tipo de obstáculos son los convierten en divertidas las competiciones de montaña, suponen ese puntillo “extra” por el que pasas de una total concentración en aproximarte a los dígitos de un crono, a un disfrute exclusivo de la prueba. Este punto, que cargó mi depósito de adrenalina, delimitaba el último kilómetro de ascenso, con la cercana bajada.
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Mi paso por las "Peñas de Xirau" en la 2ª edición de la prueba. Fotografía de "Els Caragols de Agost".
Ahora empieza lo bueno, la prueba de fuego que distingue corredores de asfalto, de corredores de montaña: 6 km de descenso; un descenso no muy pronunciado, aunque con algunas bajadas técnicas capaces de ponernos en un pequeño aprieto a los corredores de asfalto.

He de confesarte que no me vendría nada mal un curso de orientación, amigo lector, pese haber corrido el año pasado por esa zona, los compañeros se me escaparon en la bajada y me quedé solito sin saber dónde ir. Descendí sin encontrar el camino que me conduciría hacia ellos. A los pocos minutos, Seve (a quien sus compañeros llaman cariñosamente “el Kilian Jornet agostense”) venía en busca mía veloz como un rayo. No hace falta estar mucho tiempo con Seve para saber que su gracioso apodo, es más que acertado. Asombrosamente, me desvié tan sólo 300 metros.

Continué el descenso junto a Seve; no había mucha pendiente y los dos corríamos a la par, manteniendo un buen ritmo, mientras charlábamos sobre la prueba.

Intentamos dar caza a nuestros compañeros, los veíamos cerquita, pero no lográbamos alcanzarlos. Nos detuvimos un instante; con la misma potencia que tarzán se comunicaba en plena selva con los animales, Michel y Seve entablaron un escueto diálogo retumbante, donde todo ser viviente en la sierra supo que nos reagruparíamos en el “Templo”.

El camino hacia el "Templo" tiene un toque mágico, está formado por rocas impermeables y en nuestra salida, acompañadas de pequeñas zonas enlodadas que conservaban parte de las últimas lluvias.

Atravesamos una pequeña cueva y justo cuando acababa la oscuridad, se exhibieron ante nosotros unos escalones de piedra bien alineados y pulidos; no era obra del hombre, eran rocas naturales dispuestas de esa forma, todo un capricho de la naturaleza.
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Una de nuestras paradas de reagrupación en lo alto del Ventós. Luis, Álex, Michel, Mike y Chorro.
Sevas y Puchol, nos abandonaron al llegar a la dulce morada del gran caragol, necesitaban acumular más kilómetros y marcharon dirección Maigmó, nada menos que una sierra con 1296 m de altitud máxima.

El “Templo” nos revela la cercanía de la línea de meta, pues se encuentra a poco menos de 2 kilómetros de distancia. Mantuvimos un ritmo estable y cómodo para acabar el entreno todos juntos.

El último tramo acontece en el interior de un bonito parque, finalizando la prueba con una pequeña elevación e inmediato descenso en asfalto.

Cabe citar, que este año, la prueba presenta una pequeña reducción del trazado sobre asfalto.

Una vez más, estábamos en el colegio, algunos con 16 kilómetros medidos con una precisión sorprendente (según Polar y Garmin) y otros con poco más de 19.
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Perfil 3er Trail El Ventós. Imagen extraída de la página facebook de "Els Caragols de Agost".
Después de un duro entrenamiento ya sabes lo que toca, ¿no?
¡Exacto! ¡Tuvimos que hidratarnos bien!

Algunos caragols tenían prisa, pero Sito, Joan y mi gran amigo Michel, nos acompañaron a un quiosco cercano. Michel se apoderó de dos litros de cerveza bien fríos y una buena bolsa de patatas fritas de jamón, las “Ruffles” de toda la vida, y Sito… debía reponer las 2000 calorías que había perdido aquella mañana, así que se hizo con un buen bocata de jamón serrano.

Esta vez habíamos cambiado el liviano picoteo de un bar por un ligero tentempié, venerando a un solitario banco en plena calle; más que un almuerzo, daba la impresión de un “botellón matutino” entre amigos.

Charlamos un ratito y echamos unas risas. Pasamos una mañana genial con nuestros compañeros agostenses.
GRUMOCS_y_Caragols
Selfie post-aperitivo con Michel, Luis, Álex, Primé, Sito y Joan.
Luis también tenía prisa, así que no nos entretuvimos demasiado. Nos despedimos y marchamos a casa.

Si todavía no tienes planes para este domingo 29 de noviembre, no dudes en inscribirte al “3er Trail El Ventós”; 16K repletos de emoción, adrenalina, diversión y una organización de sobresaliente. Este año disfrutaremos además con un gran speaker: Kike Moret.

¿Nos vemos en Agost?

Agradecer a todos los compañeros del club de montañismo “Els Caragols de Agost, habernos acompañado aquella estupenda mañana y mostrarnos el recorrido de la prueba.

Gracias a mi camarada Michel por el picoteo, mediar con el club agostense, y motivarme a escribir esta crónica. Se agradece de corazón el interés que mostráis por ver mis “historietas”. Como siempre, un placer volverte a ver y disfrutar de un rato a tu lado, amigo.

Especial mención a mis inseparables GRUMOCS, compañeros y sobre todo amigos, con los que voy en "pack" a todos lados: Álex, Luis y Primé.

jueves, 19 de noviembre de 2015

¿Quién es Alfredo Sánchez Sansano?

Seguro que estarás pensando que Alfredo es un atleta de élite, o quizás un corredor muy popular en la provincia de Alicante o Murcia. Alfredo no es deportista, sin embargo, es alguien que está relacionado indirectamente con el mundo del running. 

Ya te hablé de él hace mucho, fue mi segundo post: "Encuentro con los Ultrafondistas Sin Fronteras". En aquella entrada te hablaba de mi pequeña reunión con este grupo de ultra-runners y cuál era el motivo por el que estaban corriendo 500 Kilómetros en 7 días.

Alfredo es un chico como cualquier otro: simpático, alegre, fiestero, familiar, elocuente, sincero, trasnochador y un virtuoso cantante.

Tiene treinta añitos, crevillentino y una vida muy activa, siempre está ocupado con numerosos amigos que lo visitan en casa y se ha convertido en un “personaje público” como indica su página Facebook, con más de 5700 seguidores, además de ser todo un referente como Community Manager (no hay mensaje privado que deje sin contestar y todos los días actualiza su página manteniendo la actividad)

Es posible que lo hayas visto en televisión y no lo recuerdes, ha salido en los periódicos y jamás ha huido de la prensa.

¿Qué convierte a este chico en único?

Por desgracia, Alfredo no es conocido por sus múltiples habilidades y cualidades, ni por tener tanto éxito como Justin Bieber, lo que lo hace especial es que jamás ha perdido la sonrisa ni ha tirado la toalla por estar postrado en una cama durante muchos años.

Alfredo padece Distrofia muscular de Duchenne, una terrible enfermedad que desde muy pequeño ha ido deteriorando su musculatura hasta dejarlo tumbado en una cama.
Alfredo_Sanchez_Sansano
"Alfredo el luchador". Fotografía extraída de su página facebook.
En el momento que fui a conocer a ese grupo de valientes corredores, tenía intención de presentarme a Alfredo, también quería conocerlo y preguntarle cientos de cosas; cuando llegué a la población de la Murada ya se había marchado a casa.

Desde aquel día, he mantenido contacto con Alfredo a través de la red social “Facebook”. El día que anunció que tenía número de lotería para navidad, pensé en que era la mejor “excusa” para hacerle una visita, conocerlo personalmente, y quién sabe… ¡hasta podríamos ser agraciados el 22 de Diciembre!

Tras varios intentos de acercarme a recoger el número y no encontrar lugar, quedé con Alfredo para el día 3 de Noviembre. Me pasó una dirección y un teléfono de contacto.
El GPS me envió al centro de Crevillente, no visualizaba el número de la vivienda, pregunté a varias personas por mi amigo, y todas lo identificaban coincidiendo en que vivía “por el campo”. Llamé al teléfono y lo cogió su padre, intentó guiarme, pero estaba hecho un lío y el tiempo se apresuraba en mi contra.

Su padre, José María, me indicó un lugar muy cercano a mi ubicación, donde poder hacerme con un décimo. Me invitó a conocer personalmente a Alfredo, le respondí que esa era mi intención, no el recoger un décimo, ese era el motivo secundario. Quedamos en vernos otro día en el que José María tuviera lugar a acudir en mi búsqueda si yo no encontraba la casa.

El día 6 de Noviembre, tuve que ir a la Universidad de Alicante a recoger unos documentos, le pedí a mi madre Encarnita, que me acompañara, y así, se distraería un poquito y saldría de casa. Acabamos el trámite a buena hora, la suficiente como para intentar llegar a casa de Alfredo. Se lo comenté a mamá y salimos dirección Crevillente.

Próximo a la salida de Crevillente-Albatera por la carretera general, llamamos a José María que gustosamente se ofreció a recogernos en la gasolinera próxima a la salida hacia la autovía A7.

Se detuvo un coche muy cerquita del nuestro, era José María, bajó del vehículo e hicimos una breve presentación; nos pidió afectuosamente que le siguiéramos.

Tras unos minutos circulando por caminos asfaltados donde reinaba la ausencia de viviendas, giramos hacia la izquierda y allí estaba su hogar: una humilde casita con buena extensión terrenal, vigilada por un cariñoso pastor alemán y un “cerdito vietnamita” de gran tamaño llamado Pumba, era dos veces el can, el cual deambulaba alegremente por las propiedades haciendo una guardia admirable.

Ya en el interior, una furgoneta con la cara de Alfredo se encontraba debidamente estacionada frente a la puerta principal. José María nos invitó a su modesta morada.

Tres mujeres de alegres rostros nos recibieron a mamá y a mí: una de sus tías, su madre y su querida abuelita.

Alfredo se encontraba echado sobre su inseparable cama articulada y descansaba sobre su hombro derecho.

- ¡Hola, Alfredo! ¡Aquí este el Mike! – exclamé cuando me acerqué a su lado, sin saber si mi amigo sería capaz de hablar, al ver como una mascarilla ocultaba su boca -.
- ¡Hola, Mike! ¿qué tal? – me respondió -.
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Alfredo y su sonrisa. Fotografía extraída de su página facebook.
Increíble, la voz de Alfredo salía al exterior a través de un minúsculo micro dispuesto en el interior de aquella asfixiante mascarilla de oxígeno, el cual, se comunicaba en su extremo opuesto con un sencillo amplificador de guitarra eléctrica. 

Me dio mucha alegría saber que el “famoso” crevillentino podría charlar conmigo el ratillo que allí estuviera. Antes de que se me olvidara, pedí a su padre el décimo de lotería, no fuera que nos marcháramos y se quedara allí.

Realicé un pequeño cuestionario al bueno de Alfredo, que lo tomó con total naturalidad y simpatía.

Hablamos de su enfermedad, de su problema con el ADDA (Auditorio de la Diputación de Alicante) de amistades comunes, estudios, deporte, familia, versamos sobre nuestras parejas presentes y pasadas, descubrimos aficiones comunes como la música, bromeamos sobre mi “nueva” barba, en fin, mantuvimos un diálogo como hacen dos amigos que llevan mucho tiempo sin quedar, pero se conocen de toda la vida.

Fruto de nuestras conversaciones descubrí que Alfredo era del F.C. Barcelona, igual que mi sobrinito Jordi y mi cuñado, que la mascarilla a penas le molestaba para hablar, que su furgoneta estaba dotada con una buena batería en caso de que se marchara la luz, que estaba revisando un libro que una amiga había escrito sobre él, y que era un excelente cantante (no hizo falta rogarle mucho para que interpretara la canción “Cocinero, cocinero de Antonio Molina”)

No pude reprimir hacerle una pregunta sobre un comentario que leí por Facebook, de una persona que había ido a visitarlo mucho antes que yo; la persona afirmaba que Alfredo era ciego. Le expuse aquella observación a mi amigo y me contesto que no veía demasiado, tan sólo un poquito y distinguía apenas las figuras de aquellos que lo visitaban.

La entereza, locuacidad y alegría reflejada en el rostro de Alfredo, me impregnaron muy hondo; me ausenté de la realidad por unos segundos, tratando de ponerme en su lugar, francamente, no vi luz en ninguna parte. Pese a la dureza de su enfermedad, siempre encuentra un motivo por el que continuar su lucha en busca de una solución que le permita vivir mejor y poder actuar como cualquier otro chico de su edad.

Se nos hacía un poquito tarde, así que, José María sacó su cámara digital y plasmó nuestra visita.
alfredo_Mike_Encarnita
Con Alfredo y mamá. Fotografía de José María Sánchez.
Gracias a Alfredo, José María y toda su familia por darnos la oportunidad de conocer a este luchador innato que actúa de atrapasueños transmitiendo únicamente positividad a sus visitantes.

Las medicaciones y cuidados de Alfredo, requieren un vuelco especial de su familia, ausentándolos de cualquier trabajo estable, por lo que cualquier pequeña ayuda económica y/o presencial les alivia notablemente.

Si queréis un décimo para estas navidades y así colaborar con Alfredo, tenéis mil puntos donde adquirirlos, especialmente en Crevillente, pero os invitaría al igual que hicieron conmigo, que os acerquéis personalmente a este “personaje público” de gran corazón. No hay mayor ilusión para Alfredo que conocer nuevas amistades que enriquezcan su realidad más allá de las cuatro paredes de su hogar.

Número de cuenta para aportaciones voluntarias: 
ES90 3005 0047 5722 5949 4116

viernes, 13 de noviembre de 2015

8ª X Millas más bonitas de la Costa Blanca – L’Alfàs del Pi

01 de Octubre 2015.
¡Buenos días, Mundo!

Son las 05:30 y mi despertador me avisa que ya es hora de levantarse y desayunar. Me despierto muy activo aunque algo nervioso, como siempre que tengo carrera.

El día anterior, famosa festividad de Halloween, unos cuantos componentes de la SNUM estuvimos dándole a los instrumentos en Granja de Rocamora para animar un poquito el pasacalles que había organizado el Excmo. Ayto. 

Por suerte acabamos pronto; todos nuestros amiguetes estaban liadillos, así que Vero y yo nos fuimos a casita, cenamos, me preparé la mochila, vimos un poquito la televisión y sobre las 00:00, a la camita a descansar.
Halloween_SNUM
Con nuestros "terroríficos" disfraces. Mike, Roque, David y Pedro.
A principios de semana, me avisaba Isidro Graciá (eldense de nacimiento, cojense de corazón y granjero de club) que se había animado y se venía conmigo a la carrera de Alfàs. El pobre estaba un poco tocado con ciática y no forzaría mucho la máquina, aun así, vendría a correr y disfrutar de la prueba de la que tan bien le había hablado. 

Quedamos a las 7:50 en el Centro Comercial Vistahermosa de Alicante, yo dejaría mi coche en el parking y desde allí saldríamos juntos dirección Alfàs.

Son las 7:15 y por fin he logrado ponerme la lentilla izquierda, se me resistía más de lo habitual.

¡Se me hace tarde! ¡Oooops!

Hago un rapidísimo calentamiento corriendo al trote desde la puerta de casa al ascensor.

No sabía muy bien dónde estaba el centro comercial, así que me dejé guiar por el pequeño aunque preciso GPS portátil.

A falta de 5 minutos para la cita, recibí la llamada telefónica de mi amigo Isidro.

- ¿Qué te queda, Mike?
- ¡Estoy llegando ya! ¡Cinco minutillos! – respondí mientras sacaba cálculos ficticios y reales de mi contestación – 

¡Alicante estaba muy activa esa mañana!
Mientras llegaba al punto de encuentro, varios grupos compuestos por de decenas de runners corrían en ambos sentidos. Al verlos, me acordé de mis compañeros del club C.A. GRUMOCS, esos “locos” que están preparando la “prueba reina”, esa que llaman: Maratón.
Pensé que todos aquellos corredores estaban haciendo su tirada larga y casi obligada de 30K para la próxima Maratón de Valencia.
 
10 minutos más tarde de lo que prometí a Isidro, entraba al parking del centro comercial. Estaba prácticamente vacío y en reformas.

Una mano, a través de la ventanilla izquierda de un coche de color oscuro, me invitaba a acercarme.

- ¡Ese debe ser Isidro! 

Aparqué justo detrás del vehículo, cogí la mochila y sin todavía reconocer el rostro del propietario, me subí en la parte de atrás, pues Isidro me comentó que vendría acompañado por su chica María Lozano.

Qué alivio sentí después de ver la cara de Isidro al volante, ¿y si no hubiera sido él?; a las 8 a.m. y en un parking desnudo de vehículos, no era muy difícil acertar.

Pasamos un entretenido viajecillo de ida hablando de otras pruebas en las que participar, las ganas de María en calzarse unas zapatillas, y sobre todo, del desnivel de la prueba en cuestión repasando la dura subida de 3 km. hasta el Faro del’Albir (110m altura) y las maravillosas vistas desde aquel punto mágico.

Isidro, muy preocupado me comentó que llegaríamos justitos a la prueba, pues pensaba que comenzaríamos a las 9:30; yo sabía que habíamos salido de casa con bastante tiempo de antelación, pues andarines y corredores de la versión de V Millas comenzarían antes que nosotros, estando prevista nuestra hora de comienzo a las 10:25. 

Sabía que de esta manera estaríamos mucho más relajados cuando dieran el pistoletazo de salida y nos daría tiempo a tomar un cafetillo “activador” mucho antes del inicio. Mi compañero quedó más tranquilo al comentárselo, sin embargo, el gesto reflejado en los rasgos faciales de María al escucharlo, resultó muy gracioso.

- ¡Podría haber dormido un ratito más! – Reprochó María con mirada inculpadora a la par que tierna, al pobre de Isidro que estaba totalmente convencido del comienzo de la prueba –.

Me limité a sonreír ante aquella divertida situación.

¡Por fin llegamos a L’Alfàs!

Todavía es pronto, son las 08:35 y logramos aparcar muy cerquita de la pista de atletismo, donde dará comienzo la prueba.

Miramos los paneles con el número que se nos ha asignado de dorsal. Isidro localiza ágilmente el suyo, por el contrario, yo me desespero buscando mi apellido en la lista.

- ¿Qué número llevas, Mike?
- Pues… ¡ninguno!, no aparezco en la lista.

María repasó el listado para verificar mi ausencia y ¡exacto, no estaba! Menos mal que me inscribí en Mayo y no la misma semana como mi compañero.

Me dirigí a la cola que se había formado sobre incidencias y corredores que se estaban inscribiendo “In Situ”. Tras unos 10 minutillos, llegó mi turno.

En los escasos metros que me separaban del punto de incidencias, me tropecé con José. A. Vicente (C.D.C. Atletismo La Marina), un veterano al que admiro e intento seguir en algunas pruebas, buena liebre para aquellos que pretendan hacer sub 40’ en un 10K; nos dimos un enérgico apretón de manos y continuamos nuestros caminos.

Mike_Zaira
Con la simpática Zai.
Zaira Brotons, parte del equipo organizador de la prueba, se encontraba tras la mesa. Casi por inercia y mirando la pantalla de su ordenador portátil, me pidió los datos para inscribirme; alzó la cabeza y ambos sonreímos.

Creo que no nos habíamos vuelto a ver desde la carrera de Granja de Rocamora.

- ¡Hola Zai!, yo ya estaba inscrito desde Mayo, es que no aparezco en el listado.
- ¡Ok! ¡No te preocupes!

Le dije mi nombre completo y apellidos para agilizar la búsqueda, sin embargo, me reconoció inmediatamente como “Mike Portugués” y tal cual, apareció mi nombre en el listado al finalizar la carrera.

¡Todo arreglado! ¡Me asignaron el dorsal 444!

Recogimos la bolsa del corredor: caldo aneto, sunny limón, bote de fanta de limón, botellita de agua, barrita energética, y una camiseta no demasiado llamativa en esta edición de la prueba.  

Estábamos pidiendo en la barra del bar que hay en el recinto donde dará comienzo la prueba cuando veo a Serafín Hernández que viene corriendo a saludarme con un buen achuchón, le presento a mi compañero Isidro, ya le dije a mi acompañante que le presentaría muchos amigos.

Llevaba mucho tiempo sin ver a Sera, y esta prueba me trae muy buenos recuerdos, gracias a ella, lo conocí. Jamás olvidaré el momento en que nos cruzamos en la bajada del Faro y me dijo que lo siguiera, tuve que desistir y dejarlo marchar, hizo un tiempazo brutal.

Cabe citar que Sera es mi mentor en el mundo del trail, toda una bestia en la montaña, capaz de descender por lugares donde no bajarían ni las cabras montesas si les faltase alimento.

Tras Sera se encontraba su mujer Pilar Soto y su hijo Iván, a los que saludé al instante. A Pili ya la conocía, pero al gran Iván sólo lo había visto en fotos con mi compi montañero. Quedamos en vernos más tarde, pues andaban buscando a un amigo.
Ivan_Pili_Sera_Mike_Isidro
Iván, Pili, Sera, Mike e Isidro. Toda una SkyRunners' Family.
Ya con los cafés en las manos, nos dirigimos hacia una mesa en el exterior. El cielo se entristecía por momentos.

¡Nos va a caer una buena! – Exclamaba Isidro -.

Ya eran las 9 y Pepe Brotons anunciaba la salida para los andarines.

Poco después de sentarme, un rápido parpadeo hizo que mi fastidiosa lentilla izquierda se ocultara tras mi párpado.

Tuve que ir a los vestuarios para intentar solucionar el problema y poder correr con normalidad. Nada más entrar busqué la luz y… ¡sorpresa! ¡No había luz!

- ¡Fantástico! ¡Tendré que quitarme la lentilla a oscuras y ponerla nuevamente! 

Me suele costar un poquito colocarme las lentillas por la falta de uso, tan sólo me las pongo en las competiciones o entrenos de calidad. Afortunadamente y ante todo pronóstico pude acertar a la primera en extraerla de mi ojo y volver a colocarla correctamente en su sitio.

- ¡Ufff! ¡Menos mal! ¡Ya me veía corriendo sin una lentilla!

Volví a sentarme una vez más a la mesa para acabarme el café, al finalizar, coloqué cuidadosamente mi dorsal en la camiseta intentando centrarlo decentemente; me quedé con los pantalones cortos y la camiseta de tirantes, listo para hacerme junto a mi amiguete Isidro, la fotografía que mostraríamos a nuestras amistades.

María, nuestra fotógrafa particular durante la mañana del domingo, estaba dispuesta a sacarnos aquella foto cuando apareció José M. Azor “Michel” (C.A. Els Caragols de Agost), un buen amigo y gran corredor. Sabía de algunos amigos que venían con seguridad, como Sera, Pili y Jordi. La presencia de Michel me sorprendió, él competía en la versión de V Millas.
Isidro y yo, con Michel y su compañero.
Nos despedimos muy rápido, Michel tenía que calentar y apenas faltaban unos minutos para que arrancara la prueba de las V Millas.

Empezaba a refrescar, la temperatura era idónea para correr.

Nos dirigíamos al coche a dejar las bolsas del corredor para que María no tuviera que hacernos de “perchero humano”, cuando divisé a Marjolis García (C.A. Apol-ana), la conocía de verla prácticamente en todas las carreras que he realizado con Grupo Brotons, y la seguía por Facebook; a través de la citada Red Social, ella comentaba que sería la primera vez que correría las X Millas, pues siempre había participado en la versión corta.

Me acerqué a saludarla. Estaba hablando con un conocido. Sin pretender molestar mucho, interrumpí la conversación por unos instantes para darle dos besos a Marjolis y desearle mucha suerte en la nueva distancia.

Ágilmente, detecté en su cara que no lograba ubicarme. Sin estar presente en la posterior conversación con su compañero, pude sentir cómo la “runner incansable” explicaba a su acompañante la sensación de perplejidad al desconocer la identidad de aquel chico con “barbita” vestido de verde. 

- ¡Ey Jordi! – Exclamé al ver a mi estimado amigo alicantino, mientras nos dábamos palmaditas en la espalda–.

Jordi estaba en un pequeño parquecillo con columpios y toboganes, dentro del recinto deportivo a escasos metros de la entrada, acompañando a un compañero de club y sus pequeños.

- ¡Luego nos vemos en el bar, Jordi!
- ¡No creo que pueda quedarme, pero nos vemos al acabar!

De regreso a la pista de atletismo, se anunciaba la salida para la prueba de las V Millas, seguidamente, Pepe nos invitaba a calentar sobre el césped y el tartán; Isidro y yo obedecimos fielmente.

El tiempo pasó muy deprisa, casi sin darnos cuenta estábamos todos los presentes andando hacia la línea de salida.

- Mike, yo me quedo por detrás para no entorpecer – me comentó Isidro –
Nos deseamos mucha suerte. 

Cuando me hallaba aproximadamente a la mitad, volví a distinguir a Jordi Madrid en el lado opuesto con su equipación “Urban Runner”, me aproximé a saludarlo, estrechamos nuestras manos y me ordenó que me posicionara en mi lugar.

Dos filas más adelante reconocí a Simhamed Boucetta, un atleta de élite perteneciente al citado club Apol-Ana de Alicante. Boucetta fue el ganador absoluto en la pasada edición, haciéndose con un pedazo de premio: Un viaje valorado en 1000 € al Grand-Prix de Berna (Las X millas más bonitas de Suiza)

¡Seguro que este año volvía a dar caña!

Mientras respiraba hondo, antes de que dieran el pistoletazo de salida, miré los rostros de aquellos locos que corren como yo, y que habíamos ido a batirnos en duelo contra nosotros mismos. Todos los que me rodeaban presentaban rostros serios y de gran concentración.

¡Bang! ¡Arrancan las X Millas!
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Salida X Millas. Fotografía de Kike Aracil.
Salimos a buen ritmo pero reservando fuerzas, pues algunos conocemos ya la prueba y sabemos que lo más duro comienza después de las 5 millas.

Unos pocos metros sobre el tartán y subimos dos pequeñas cuestecillas hasta salir a la urbe. Damos una vuelta a la manzana próxima a la pista de atletismo y comienzo a adelantar corredores para posicionarme mejor, mi primer kilómetro suele ser el más explosivo. 
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Segunda "subidita" y salida de la pista de atletismo. Fotografía de María Lozano.
Mis piernas aceleraban por inercia, y casi sin darme cuenta me vi tras la sombra de la atleta de élite Yamilka González (Ría Ferrol-C. Arenal)

Tras finalizar el primer kilómetro a 3:59min/km y dejarme llevar en una prolongada cuesta abajo, conseguí ponerme a su altura.
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Siguiendo los pasos de Yamilka. Fotografía de María Lozano.
- Chicos, voy a quedarme con ustedes los primeros 8 kms, voy cómoda a este ritmo – nos expuso Yami con su característico acento cubano sin que apenas le temblara la voz mientras corríamos por debajo de los 3:45min/km -.

En aquel instante miré a mi derecha y hacia atrás, Yami se encontraba justo en el centro, escoltada por cuatro corredores más, yo situado a la izquierda y delante de ella cortando las pequeñas ráfagas de aire que nos hacían ralentizar un poquito.

Me sentí importante, inconscientemente asocié esa imagen con la que tuve el placer de ver en la Maratón de Berlín 2014, donde Anna Hahner se encontraba refugiada bajo la protección de numerosas liebres que le marcaban el ritmo que debía seguir https://youtu.be/VEPdiHPo0wg?t=18m3s; ese mismo año, Dennis Kimetto lograba el récord del mundo en la distancia Reina: 2h 02’ 57’’.

- ¡Nos vas a utilizar de liebres! Quieres que te cortemos el viento, ¿eh? ¡Cuando quieras acelerar, sólo nos lo tienes que decir y nos abrimos! – le comenté mientras la miré sonriendo –. 

Yami nos dio las gracias y me devolvió la sonrisa. Juntos, mantuvimos el ritmo por debajo de los 3:50min/km poco más de 4 kilómetros, hasta que pasamos por el primer avituallamiento líquido y me descolgué al recoger una botellita de agua.

Ya fue imposible remontar, debo perfeccionar el arte de hidratarme en movimiento y no bajar demasiado la velocidad. Mi paso por el kilómetro 5 me indicaba un ritmo medio de 3:56min/km. Me encontraba fuerte y estaba esperanzado en poder rascarle 4 minutos al crono del año pasado.

Corremos pegaditos a la playa, muchas personas que pasean y otras que se encuentran en los barecillos, nos animan enardecidamente.

Tomás Marín, un buen amigo de los “Carreristas de Callosa de Segura”, me adelanta junto algunos compañeros más de su club. Nos saludamos alegrándonos del reencuentro tras coincidir en las últimas semanas, haciendo series en la urbanización callosina de “la Monsina”.

Del kilómetro 5 al 8, comenzamos el prolongado ascenso al faro hasta una altura máxima aproxim. de 106m.

El Faro de L’Albir se encuentra dentro del Parque Natural de Sierra Helada y la entrada es gratuita, pese a tener un horario de apertura y cierre. Cabe citar una pequeña exposición incluida en el interior del montículo avizor.

Las vistas durante la subida son increíbles, pequeñas corrientes de aire nos hacen esforzarnos un poquito más de lo que debemos para intentar aguantar el ritmo.

Un último quiebro, nos alienta acelerando el ritmo para llegar a nuestro objetivo intermedio. El atleta de élite Juan A. Fernández (Club Atletismo Benidorm) nos anima al principio de la citada vertical.

Escucho la moto de la policía, debemos pegarnos todo lo posible a la derecha, pues ya bajan los primeros corredores: Boucetta en cabeza, a casi medio minuto le sigue Rubén Caballero (compañero de Juanan en el CAB) y tras él, un rostro familiar en varias carreras aunque he de reconocer que desconocía su identidad hasta aquel mismo día, era Antonio Lorente (C.A. Crevillente)

Disfruté como un enano viendo lo rápido que todos ellos descendían controlando perfectamente su respiración; los animé como el que más y capté la agradecida mirada de todos ellos. Los rostros de Rubén y Antonio mostraban el tremendo esfuerzo que estaban realizando por dar caza a Boucetta.

Marivi Lobo (reconocida fotógrafa en casi todas las pruebas de la provincia) estaba con su cámara preparada para captar nuestras mejores y peores caras en la proximidad del faro. La miré y sonreí.
Última subida hasta el Faro de L'Albir. Fotografía de Marivi Lobo.

Este año no me pilla desprevenido, he estado haciendo algunos días de cuestas con Álex y Luis en Callosa, y noto como no me supone gran esfuerzo afrontar la temible subida a buen ritmo. No quiero excederme y ascender a toda mecha hasta el punto medio de la prueba, prefiero aguardar y ser constante en la subida, el ritmo medio es mejor de lo que pensaba, 4:27min/km. ¡Genial!

Algunos pocos corredores lograron adelantarme en aquellos kilómetros.

Casi 200 metros me separan del pequeño faro y nuestra protegida “Yami”, baja a toda velocidad. Tan sólo una de las liebres iniciales la acompaña.

El suelo que envuelve a la gran linterna apagada, es empedrado y dificulta el correr con normalidad. En la parte trasera, todo lo que mi vista alcanza es mar, un mar azul que brilla con intensidad frente al contraste grisáceo que presenta el cielo nublado.

Bajo notablemente el ritmo, respiro hondo y recupero el aliento para dar rienda suelta a mis patitas en la bajada. Me dejo llevar.

Un pequeño pico de 110m de altura surge en el kilómetro 10, a penas lo percibo; mantengo un buen ritmo por debajo de los 4:20, aprovechando cada descenso y llano del terreno.

Me cruzo una vez más con el gran Juanan (CAB) que me anima enérgicamente, lo cual me hace aligerar el ritmo sin pretenderlo.

Tras unos minutos volando sin control cuesta abajo, rostros conocidos florecían en sentido contrario. Primero, la estirada silueta de Jordi hacía acto de presencia y me gritaba fuerte dándome más alas.

Iván y Sera venían mucho más atrás, pues creo recordar que el joven runner no había sido partícipe de una distancia y recorrido similar; había planificado escrupulosamente la prueba para intentar ascender a lo alto de la clasificación bajo su categoría de “Juvenil Masculino”; Serafín chocó mi mano dotándome de mayor brío.

- ¡Vamos presi! –gritaba Isidro unos minutos más tarde. Su rostro era de una disciplinada entereza -.

Casi había descendido por completo, cuando distingo a Pili que corría sonriente y sonrojada, en solitario pero a ritmo firme. La pobre está sufriendo entrenos y competiciones de montaña toda la temporada gracias a su querido Sera que la motiva a “tirar al monte”. Pese a los pequeños reproches de Pili a su “amor”, por el machaque campestre, sabe que con tanta montaña tiene unos cuádriceps y gemelos de hierro que la empujan a las alturas sin casi darse cuenta.

Hace poco que he dejado tras de mí el conocido parque de la Serra Gelada.

Paso el kilómetro 12 y el Garmin me avisa que mi ritmo ha sido de 3:51 en el último kilómetro. Los siguientes 1000 metros, resultaron ser un falso llano que supero sin demasiado esfuerzo. Percibo como el terreno vuelve a empinarse, ¡no recordaba esa subida tan elevada!

Más tarde pude comprobar que la nueva elevación ascendía a una altura de unos 86m.

Mis piernas se tornan pesadas, saco fuerzas de mis brazos y torso para intentar recuperar esa energía que tanto necesitaba.

- ¡Vamos, Mike! ¡No queda nada! ¡3 kilómetros y ya estás cruzando la meta! – me repetía una y mil veces -.

Thor había preparado su martillo para aplastarme. La lucha interna con mi cabecita por resistir el “mazazo”, era de magnas dimensiones. Estaba batiéndome en duelo con el mismísimo Dios nórdico, para que mis piernas no cesaran el movimiento.

Miraba mi reloj y la distancia a penas disminuía, algunos corredores aprovecharon mi desliz para dejarme atrás. Los perdía de vista poco a poco.

Dos kilómetros que se me hicieron eternos, pese a que la velocidad media en ellos, fuese de 5:05min/km.

Me acaba de avisar Mr. Garmin que ya he finalizado el kilómetro 15.

- ¡A tope, Mike! – me animo a mí mismo -.

Una pequeña bajada me hace retomar el ritmo bajando de los 4min/km. 

- ¡Ahora debo darlo todo!

Antonio Lorente, ¡sí! ¡aquel que bajada tras Boucetta y Rubén!, se cruzaba en mi camino y volvía a subir dirección al faro.

- ¿Es que te has quedado con ganas de más? – pregunté a Antonio de manera divertida -.
- ¡Sí! ¡Jeje! – Exclamó como si el cansancio no hubiera hecho mella en él -.
perseguido
Fotografía de María Lozano.

Escucho la voz de Pepe Brotons y mis zancadas se aceleran sin control pensando en el paso por el arco de meta; aquella voz tan conocida había reactivado mi mente y engranaje muscular. Alguien respira fuerte tras mis pasos, prefiero no mirar y mantener la cadencia.

Ya estaba en la entrada al recinto, me apresuré, y en un lateral se encontraba el gran Michel.

- ¡Vamos, Mike! ¡Aprieta!

Descendí por lo que al inicio fue la primera cuesta para salir de la pista, estábamos sobre el tartán una vez más. Mi perseguidor aceleró el ritmo. 

Abajo en la pista, Boucetta y Yamilka (menuda pareja de cracks) me sonreían y motivaban, era increíble lo que sentí en aquel momento.

Podría haberme batido en duelo con mi cazador en un sprint final, es posible que lo hubiera dejado atrás, quien sabe; preferí dejarle unos segundos para que tuviera “su momento”, yo también quería el mío.

Necesitaba ese instante para mí, donde sólo estuviéramos el crono y yo, donde me enfrentaría a mi verdadero rival, mi Yo de hace un año, el motivo por el que volvía a desplazarme unos 95 kms desde casa, en una fecha tan señalada como era el día de todos los Santos.

Ni tan siquiera miré aquel crono mientras me acercaba a meta, coloqué mi dedo índice sobre el botón del Garmin y lo pulsé al escuchar el pitido del chip. No pude contenerme y ascendí mi brazo izquierdo, finalmente miré el reloj, había rebajado poco más de 2’ mi anterior marca. No logré impedir que fluyera de mí una alegre mueca.

Feliz por aquel resultado y deseando volver a Alfàs para batirme en duelo con mi sombra, seguiré esforzándome por rebajar un poquito más mi mejor tiempo.

Mi clasificación:
Tiempo Real (mi Garmin): 01:09:54 min | Tiempo Oficial: 01:10:41min | Ritmo: 4:25min/km | Pos. General: 65/329 | Pos. Senior: 16/54

Consulté con Grupo Brotons el desfase en el tiempo tras comentarlo con otros corredores, cierto era el desajuste temporal, pese a ello no alteraba la lista de clasificaciones.

Tomé una bocanada de aire fresco tras cruzar la línea de meta, volví a saludar a José A. Vicente (C.D.C. La Marina) que ya estaba hidratándose, y recogí el resto de mi bolsa del corredor.

Bebí Coca-Cola, sentía la necesidad de azucarar mi sediento cuerpo. Se acercó María (la chica de Isidro y me preguntó por él)

- Todavía le quedaban unos 20 minutillos para llegar – le respondí a María intentando aproximar su llegada, mi pronóstico varió en unos pocos minutos-.

María volvió a subir para fotografiar la entrada de su chico.

Llegó Jordi, contento y feliz, había pegado una gran tajada a su MMP en la prueba, casi 15 min. ¡Brutal!

Tras él, Iván y Sera, seguidos por Isidro y Pili. Mantuvieron las mismas distancias que cuando me crucé con ellos en el descenso.
Con dos grandes amigos: Jordi y Sera.
Todos estábamos contentísimos, éramos finisher de una prueba comparable a una Medio Maratón por su dureza, y además, habíamos batido nuestras mejores marcas.

Jordi y yo, nos acercamos a saludar a otra runner muy popular, Gemma Ann, toda una especialista en maratones de asfalto y ultras de montaña. La conocíamos a través de las RRSS, aquella ocasión era idónea para aproximarnos y saludar, y cómo no… ¡hacernos una fotito con ella!

Gemma se estaba despidiendo de unos amigos en su idioma natal, el inglés, por las caras que ponía Jordi, creo que ambos nos enteramos de un 10% de la conversación. Al poco de entablar diálogo con la campeona absoluta y de categoría de la prueba de V Millas, apareció una joven atleta perteneciente a “Atletas de Petrer, su nombre era Ana Tolosa.

Ana, también se había acercado a saludar a Gemma, hicimos una nueva ronda de presentaciones y charlamos un ratito. Esta pareja de campeonas derrochaba simpatía y alegría por los cuatro costados.
Ana_Mike_Gemma
Con las super-atletas: Ana y Gemma.
 Me dirigí al panel de clasificación y coincidí con Marjolis.

- ¿Qué tal la experiencia, campeona?
- ¡Muy bien! ¡Me ha gustado!
- Antes he visto que te habías quedado un poquito "desencajada" con mi saludo, ¿verdad? – sonreí -.
- Es que tengo mucha gente en Facebook y no los recuerdo a todos, pero ya te reconozco. ¡Jeje!

Nos despedimos y subí a la superficie junto a María e Isidro.

En el camino me crucé una vez más con Boucetta, en este ocasión me detuve ante el gran campeón de la prueba para darle la enhorabuena y estrechar su mano; Antonio Lorente se unió a nosotros en aquel “petit comité” y aproveché también para felicitarlo por su tercer puesto absoluto. 

- ¡Se acabaron los saludos!  – pensé -.

Me equivoqué una vez más, me topé con Yami que se acercaba hacia mí agitando alegremente una desproporcionada mano de gomaespuma roja.

- ¡Enhorabuena, Yami! ¡Un placer haber corrido a tu lado!
- ¡Muchas gracias! – respondió agradablemente -.

No quise robarle más tiempo, ni a Yami ni a mis acompañantes; subí apresuradamente las escaleras hacia el bar.

Allí estábamos los seis: Las tres rubias, la pelirroja, Isidro y yo.

Te estarás preguntando quiénes eran las tres rubias, ¿verdad?
Una era María y las otras dos, eran dos rubias bien fresquitas que repusieron mis fuerzas y las del “eldense”.
Y la pelirroja… ¡ahí te visto! ¡muy hábil!,  amigo lector, un sabroso “tinto de verano” para María.

Todos tenían planes para después de la prueba y no pudieron quedarse a excepción de nosotros, que habíamos acordado tomar una “cosilla rápida”. Poco a poco, todos aquellos a los que había saludado y abrazado de buena gana, fueron pasaron por nuestra mesa para despedirse y marchar.

"Selfie" cervecero con María e Isidro.
Nuestra emocionante aventura de 16 kms había llegado a su fin; el reloj, aproximaba sus manecillas a las 13:30 horas y las comidas familiares de los Domingos, tan típicas en nuestra zona, nos estaban avisando telepáticamente.

No nos recreamos demasiado con el almuerzo, pues nuestros seres queridos aguardaban nuestra visita al atardecer.

Una prueba increíble, dura y bonita a la vez. Ha sido mi segunda edición, y no será la última.

¿Lo mejor de todo?
El reencuentro, sin lugar a duda, con tantos amigos y conocidos. Todos y cada uno de ellos, me han hecho evolucionar como runner y ante todo como persona. No son grandes, ¡son enormes!

Enhorabuena a Grupo Brotons por la organización de la prueba, a todos y cada uno de los que os cruzasteis conmigo aquel nublado día, y especialmente, mis agradecimientos a esos dos compañeros de mi club que me han hecho sudar la gota gorda entrenando cuestas en Callosa de Segura: Luis y Álex.

¡Mi gratitud sobre todo a ti, amigo lector!
Sin tu lectura, no tendría sentido este humilde blog.

Próxima parada…
3er Trail El Ventós (Agost) – 29 de Noviembre 2015