lunes, 26 de octubre de 2015

Un entreno diferente: parque natural de "El Hondo"

17 de Octubre 2015.
Son las 19:00 horas, Vero y yo hemos quedado con “Perales” y Juanjo para cenar en casa del primero y jugar unas partiditas al PES2016.

Vero es bastante dormilona y le gusta recuperar las horas atrasadas durante el resto de la semana, así que pensé que al día siguiente no le apetecería para nada salir a hacer una rutilla de senderismo, pues habría que madrugar. 

Saqué mi teléfono móvil y le envié un whatsapp a mi amigo Álex para ver si había quedado con Luis, ambos del C.A. GRUMOCS,  para hacer una tiradilla larga al día siguiente. Pensé que necesitarían acumular kilómetros para su gran reto (Transgrancanaria 44K 2016), yo también quería acumular unos kilometrillos más para no llegar justito a la prueba de Alfás del Pi el próximo 1 de Noviembre.

Álex me contestó rápidamente con un “Sí, Mike”. Habían quedado a las 7:30 horas en el Ibiza para tomar un café y salir rumbo a El Hondo para hacer unos 15-16km, lugar totalmente desconocido para mí, hasta el punto que no dudé en preguntarle a Álex qué tipo de zapatillas teníamos que llevar, si de trail o asfalto.

Cierto es que no confirmé en aquel momento si asistiría o no, dependía de lo tarde que se nos hiciera en casa de “Perales”.

Durante la tarde, recibí un par de whatsapps donde Álex me decía en cada uno de ellos que debía llevar un tipo de calzado distinto: asfalto, trail y finalmente… ¡asfalto! Más tarde descubrí que Álex era un mero intermediario entre Luis y yo.

Eran las 00:10 y todavía nos quedaba “Play” para rato, intuí que llegaríamos tarde a casa, así que finalmente confirmé mi asistencia a Álex. Me gusta ser sincero contigo, amigo lector, perdí todas las partidas al PES, desde luego que no fue mi gran noche.

Se nos hicieron poco más de las 4:00 horas en casa de “Perales”, cuando uno está a gusto, el tiempo pasa muy deprisa. Vero prefirió descansar la mañana del domingo.

18 de Octubre 2015.
Con poco más de dos horitas de sueño, me susurra el despertador y me levanto despacito intentando no hacer ruido. Desayuno, me visto, cargo mi Camelbak con agua y barritas energéticas, y marcho dirección Callosa de Segura.

Llego puntual, veo a Luis sentado en un banco fuera de la cafetería y le pregunto por Álex.

- ¡Están dentro, Mike!
- ¡Ok! ¡Voy a tomarme el cafetillo rápido!

Me quedé pensando en ese “están”. Creía que sólo íbamos a salir los 3. Allí estaba Álex y Francisco J. Mellado.

- ¡Guay! ¡Cuantos más seamos, mejor! – exclamé para mí -.

Los saludé con un enérgico apretón de manos. Hablamos un poquito, y Luis no tardó en echarnos fuera de la cafetería para que no se nos hiciera demasiado tarde. 

El coche de Luis nos acogió gratamente, el trayecto se hizo corto pero pudimos hablar sobre la ruta que íbamos a emprender, tuvimos el placer de ver cómo asomaban los primeros rayos de Sol, y hasta me enteré de que Mellado era cuñado de Álex. 

Pocos minutos antes de las 8:00 horas, estábamos en el punto de partida: las piscinas municipales de Catral. Dejamos el coche, estiramos, conectamos nuestros GPS y ¡al ataque!

Salimos trotando desde Catral en dirección San Felipe Neri (pedanía de Crevillente)
Trotamos casi 1,5 kilómetros de asfalto hasta tocar tierra. Pasamos por delante de un lugar mágico, un entorno que fue capaz de hacerme regresar súbitamente en el tiempo unos 26 años atrás; miré hacia la izquierda y vi un caserón algo derruido pero firme ante el paso de los años, la llave maestra que provocó en mí esa realidad temporal. Tan sólo duró unos segundos, pero dejé de estar corriendo junto a mis compañeros, para estar cogido de la mano de mi abuelo Gabriel mirando los puestecillos con las típicas “bolas de Santa Águeda” (festividad celebrada en día 5 de Febrero en la localidad de Catral
Fue una sensación increíble, breve, pero muy gratificante volver a sentir esas manos repletas de durezas que sujetaban con dulzura mis pequeñas manos.

He necesitado unas horitas para indagar sobre aquel lugar, he preguntado a conocidos como mi gran amigo David Ros, y a mamá, pero quizás no supe explicar muy bien la ubicación del lugar. Finalmente me he topado en la Web, con la imagen que había quedado robustamente ligada a mis recuerdos. Aquel caserón era la Hacienda “Torre Dolores”, situada en el Barrio de Santa Águeda
haciendo_torre_dolores_Catral
Hacienda "Torre Dolores" (Barrio de santa Águeda). Años 40. (Biblioteca Municipal de Catral). Extraída de http://catral.net/
Tras el pequeño viaje en el tiempo, no pude evitar comentar a mis amigos parte de aquellos recuerdos mientras continuábamos la marcha por caminos 100% “corribles”, poco pedregosos y con algún que otro charco a esquivar por las últimas lluvias.

Cerquita de San Felipe Neri, volvimos a retomar el asfalto unos cuantos kilómetros hasta entrar en el Parque Natural de El Hondo, espacio natural con buena extensión, aprox. unos 25km2; concretamente, nos movimos en la microreserva de flora “El Codo”.
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Parque natural "El Hondo"
El paisaje era una delicia, veíamos aves de todo tipo en las lagunas, incluso nos pareció ver flamencos. Debíamos correr con la boquita bien cerrada y hablar lo justo cuando andábamos cerca de las lagunas, pues los mosquitos nos servían de alimento en alguna que otra ocasión.
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Parque natural "El Hondo"
Ir en cabeza de grupo por aquel lugar contaminado de un extraño aire que sabía a pureza y frescura, era una sensación muy agradable; marcar un ritmo alegre sin excesos sobre terreno “natural” burlando pequeñas zanjas, matojos y telarañas, cargaban de vitalidad mis extremidades inferiores que parecían rodar sin permiso del propietario.  

Luis y yo, nos transformamos por unos instantes en arácnidos de dimensiones descomunales, yo atraía las telarañas a la altura de las rodillas y el pequeño Luis (poco más de 2m de altura), con su testa.

5 kilómetros fueron los recorridos en el interior de aquella pequeña selva “protegida”. No pudimos evitar detenernos un par de veces y hacernos algunas fotos en aquel lugar. Algunas divertidas y otras, espectaculares.
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Álex y yo trotando en el parque. Fotografía de Luis Navarro.
Salimos del parque con la intención de regresar al punto de partida, sin embargo, Luis, que había hecho de guía durante todo el recorrido, cambió el rumbo hacia “El Marjal Costa Blanca Camping & Resort”.

Pensé que el acceso estaría restringido, pero resultó ser todo lo contrario. Ascendimos por un elevado puente asfaltado y nos adentramos en el camping por la puerta principal.

¡Descubriendo nuevos espacios desconocidos en la zona!

Nada más entrar, vimos dos globos repletos de personitas de todas las edades que habían llegado hasta allí para tener su primera experiencia burlando la fuerza de la gravedad.

Les dijimos en tono divertido y a gritos que nos esperaran, que se nos había hecho tarde, eso explicaría por qué íbamos corriendo como posesos por el recinto. Parece que les hizo gracia aquel oportuno comentario que lanzamos, poco después decidieron soltar los amarres y los dos globos multicolores comenzaron a elevarse.

Por lo que he podido documentarme más tarde, amigo lector, hacen salidas en globo desde ese punto los fines de semana. Te dejo el link por si alguna vez te animas, yo creo que esperaré un poquito más.

Vuelo en globo desde El Marjal:

Pasamos de largo el espacio restringido al despegue de los inmensos artefactos, propulsados por una inmensa llama, y pasamos bajo una zona amurallada que nos daba la bienvenida al Camping.

¡Estaba muy bien arregladito! ¡Era como un pequeño centro comercial! ¡Sólo faltaba el cine!

Recorrimos aquel llamativo lugar que nos incitaba al relax. Ya estaban preparando el día de Halloween, pues un fantasma, a escala natural, colgaba de una elevada torre. Pasamos además por delante de unas piscinas bien acondicionadas y de gran envergadura; al fondo de la zona acuática, una familia de elefantes empedrados las decoraba. 

Abandonamos el camping para regresar a las piscinas municipales. Los globos volaban muy alto y todas aquellas personitas que se encontraban en la cesta, se distinguían como diminutos puntitos bajo la gran elipse aerostática.

Subimos nuevamente por el puente que nos permitió el acceso al complejo. Cuando llegamos a lo alto, no puede resistirme y pedí a Álex su teléfono móvil, tiene mejor cámara que el mío, para sacar una foto donde se apreciaba uno de los globos y el pequeño “centro comercial” de El Marjal.
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Uno de los globos y a la derecha, "Camping El Marjal"
Luis y Mellado, descendieron velozmente por el puente mientras Álex y yo nos entretuvimos con el móvil intentando hacernos un “selfie” decente, creo que no lo logramos. ¡Jeje!
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"Selfie" con Álex
Por más que corrimos y aumentamos el ritmo, Álex y yo, no lográbamos alcanzar a los dos “escapados”, ellos también habían decidido aumentar la cadencia.

A falta de 2 kilómetros para llegar a la “meta”, les dimos caza e incrementamos nosotros la velocidad para “soltar la carbonilla”.

¡Ya hemos cumplido! ¡Muy bien, chavales! – exteriorizó Luis -.

Chocamos nuestras manos y nos dimos cariñosas, a la par que sonantes, palmaditas en la espalda.
garmin_el_hondo
Rutita llevada a cabo. La velocidad media, incluye paradas técnicas y sesión fotográfica.
Nos pegamos una duchita en las instalaciones del polideportivo catralense y volvimos a la encantadora ciudad de Callosa de Segura.

Pensé que iríamos directos a tomar esa merecida cervecilla que nos habíamos ganado, sin embargo, esperamos en las cercanías de la Plaza San Roque, que Pepe Martínez (compañero del C.A. GRUMOCS) y propietario de “Pizzería El Rincón de Pepe”, abriera el local para proporcionarnos esos elixires de cebada fría que hidratarían nuestros escurridos cuerpos.

Mientras hacíamos tiempo, sentados en un banco y disfrutando del buen clima mediterráneo, nos vimos sorprendidos por una gran marea rosa, era la II Marcha Urbana a beneficio de la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) donde pude distinguir y saludar algunos rostros conocidos.

Pepe hizo acto de presencia.

- ¡Hola, soy Pepe!, ¡encantado!
- ¡Yo soy Mike! 

Gracias a Luis, me enteré que nuestro pizzero GRUMOCS se había comprometido a realizar aquella trotadilla junto a nosotros, pero finalmente no pudo asistir. 

Pepe, nos preparó un aperitivo sencillo a la par que energético: frutos secos, patatas fritas y cervecita bien fría.

Hablamos durante un buen ratillo y nuestro amigo preparó una segunda ronda cervecera a petición de Luis.

La hora de la comida familiar se acercaba, con lo que debíamos poner punto y final a la ruta. Pepe, muy agradecido por la visita se ofreció a cubrir el coste del tentempié y nos dejó marchar sin más.

Fuera de la conocida plaza callosina (pues todas las carreras parten de allí), nos despedimos y prometimos quedar el próximo Martes para entrenar cuestas; ahora tocaba descansar y pasar un buen rato en familia.

Dar las gracias a Luis y Álex por mostrarme aquel maravilloso lugar y hacer las fotografías, a Mellado por aguantar nuestro “alegre” ritmo en determinadas ocasiones, y a Pepe, por haberme dado la oportunidad de conocerlo a él y su acogedor rinconcito “recuperador de energía” post-carrera.

Agradecimiento especial a mi amigo Alejandro Moñino “Álex”, por motivarme a escribir este post sobre el entreno. Resulta muy gratificante escuchar que gustan tus entradas al blog y están deseando leer otra más.

¡Gracias por ese ratillo que compartimos y por todos los que quedan por venir, chicos!
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Los GRUMOCS "aventureros": Mike, Álex, Mellado y Luis.

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